Un poema sobre la necesidad de viajar. Una poesía sobre lo que nos empuja al viaje lejano, a descubrir nuevas fronteras y a explorar el mundo.
¿Recordamos el sentido de los versos inconexos?
¿Madrugamos esperando ver al Sol amanecer?
¿Dónde quedan nuestras ansias de querer soñar despiertos?
¿Dónde el canto de sirenas? ¿Dónde el tacto de tu piel?
¿Y las nuevas perspectivas? ¿Ya son fruto del recuerdo?
¿Olvidamos que la vida es un camino a recorrer?
¿Quién narra esta poesía? ¿Quién escuchará estos versos?
¿Cuándo cesarán los sueños que me empujan a crecer?
Viajar sin expectativas, recorrer un mundo incierto,
días en que amanecía sin un rumbo que escoger;
la tenue brisa marina, montañas que sin aliento
nos recuerdan que esta vida se nos dio para entender,
para tejer sentimientos, para no sentirnos muertos,
para exprimir los segundos que nos quedan tras nacer,
vuelo a través del cemento, frío asfalto, gris tormento,
esperando la llegada de ese instante de placer.