Un poema corto sobre como los recuerdos están basados en concepciones fugaces de una realidad quizá distorsionada. Una poesía sobre el amor, y el efecto de este sobre la conciencia.
Viento de invierno transporta el olor de un recuerdo,
lumbre celeste marchita de noche fugaz,
barricadas que anuncian el fin de la era de los sueños,
unos ojos marrones marcados de luz ancestral.
Y ante el tiempo que anuncia el final del sentir verdadero,
muchedumbre, ceniza y baladas donde celebrar
que esa risa que ayer daba luz a color de mis sueños
hoy me inspira en los versos que nunca podré recitar.
Tus ojos, tu mirada,
tu reír al despertar,
tus noches, tus madrugadas,
mi latir, tu caminar.
Tus lecciones, piel mojada,
tu sentir, mi palpitar,
el tequila, bocanadas
de humo denso sin filtrar.